miércoles, 19 de octubre de 2011

www.indignados.com

Imagen tomada de Wikileaks

La ola de movilizaciones que arrancó el pasado 15 de mayo y que ha sido denominada «movimiento de los indignados» arroja toda una serie de interrogantes acerca de su naturaleza, protagonistas, modos de acción y momento de su visualización. Para desenmarañar un poco esta madeja, valdría la pena iniciar el análisis desde las preguntas: ¿quién participa en qué, cómo, cuándo y por qué? Con base en estas cinco preguntas podría llevarse a cabo un ejercicio de reflexión para comprender este movimiento que ha agitado la conciencia pública, adormecida por una profunda crisis económica y por un sistema de partidos incapaz de transmitir las inquietudes y demandas de la ciudadanía.

De este modo, los indignados representan una auto-organización social que, a través de una movilización popular, critica el funcionamiento defectuoso de la política y de la economía.
Pero, ¿por qué se movilizan? Pareciera que a este movimiento social lo anima un sentimiento negativo basado en el miedo, la rabia, la desesperación y la impotencia. Así, quienes se movilizan lo hacen para transmitir a la opinión pública (es decir, ad extra), pero también a sus participantes (ad intra), que es posible revertir el miedo en esperanza gracias al impulso ciudadano.

En cuanto al repertorio de acción, sin duda las nuevas tecnologías de la comunicación y las redes sociales han servido de iniciadores y catalizadores de un descontento difuso pero generalizado entre la población. Para ello, su capacidad de llegar a gran cantidad de gente en un tiempo mínimo y a un costo cero ha multiplicado la capacidad de movilización de estas redes invisibles de carácter virtual que, por añadidura, multiplican el efecto movilizador de las redes convencionales.

Sin embargo, la pregunta real sería cómo convertir esta actitud de indignación en una verdadera práctica de conciencia, que trascienda las marchas virtuales y presenciales, y posibilite gradual y efectivamente un cambio en el estado actual de las cosas. Es decir, cómo superar la moda virtual y la concentración presencial, para dar paso a un algo (ni idea de qué) que nos permita estar mejor y más iguales a todos.

Al respecto de esta menuda pregunta, sólo me queda decir que se escuchan sugerencias. Valga decir que yo no me indigné el día indicado (no tengo Facebook, no fui a la marcha y no firmé petición alguna), pero si sirve de defensa, he de decir que me he indignado por años, sin ver resultados esperanzadores ni claros.      

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